Autorretrato

Berni, Antonio "Autorretrato"
Carbon - 60 x 45 cm - 1975

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Berni, Antonio | Bio

Antonio Berni (n. Rosario, Santa Fe; 14 de mayo de 1905 – Buenos Aires; 13 de octubre de 1981), fue un pintor, grabador y muralista argentino, sus padres eran de origen italiano.

Berni fue un artista representativo de la época que vivió; lo caracterizó el fuerte contenido social de su obra. Con una galería de personajes entre los que se destacan Juanito Laguna y Ramona Montiel, representantes de los sectores más bajos y olvidados. Su obra estuvo influenciada por los acontecimientos históricos que vivió a lo largo de su vida.

En 1925 consiguió una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa y en noviembre de ese año llegó a Madrid.

En febrero de 1926, el Salón de Madrid expuso “Puerta cerrada“, es un paisaje madrileño que llamó mucho la atención, como si nadie antes hubiera pintado así la ciudad. Más tarde pintó otros temas españoles, “Toledo y el religioso” (1928), y “El Torero calvo” (1928).

Estando en esta ciudad advirtió que en realidad era París la cuna de la pintura española. Por eso decidió trasladarse a la “Ciudad Luz”.

En la París asistió a los cursos de los pintores franceses André Lhote y Othon Friesz, en la Academia libre de la calle Grande Chaumiere. Y aunque sólo estudió unos meses allí, su influencia se dejó sentir en una serie de desnudos figurativos.

Hacia 1927 se instaló en Arcueil, a 6 km al sur de París, en el valle del río Biévre. Se conocen dos paisajes de Arcueil de 1927.

De ese año son “Paisaje de París“, también los óleos: “El mantel amarillo“, “Desnudo“, “La casa del crimen“, “Naturaleza muerta con guitarra“.

Terminada la beca, Berni volvió por unos meses a Rosario, pero al poco tiempo retornó a París, ahora con un subsidio del Gobierno de la provincia de Santa Fe.

A fines del invierno de 1928 hizo una exposición individual en la Galería Nancy de Madrid.

Participó junto con Libero Badii, Héctor Basaldúa, Horacio Butler y Lino Enea Spilimbergo de una muestra que organizó Butler y trajo a Buenos Aires con destino a la Asociación Amigos del Arte.

La exposición, que fuera visitada por el entonces Presidente de la República, Marcelo T. de Alvear, recibió el beneplácito del público e inclusive se vendió una obra de cada expositor. Berni concurrió personalmente a la Casa de Gobierno de Argentina para cursar dicha invitación.

En 1929 Berni presentó una muestra individual en Amigos del Arte y luego en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario. Además intervino en el XVIII Salón Nacional (Buenos Aires), allí exhibió su obra “Toledo o el religioso“.

En 1928 conoció a Louis Aragón, poeta, novelista y ensayista francés, uno de los líderes del movimiento dadaísta y del surrealismo. Aragón lo acercó al surrealismo y también a André Bretón, poeta y crítico de arte.

Por otra parte Berni en ese año se relacionó con el joven pensador Henri Lefebvre, uno de sus mejores amigos franceses, quien lo iniciará en la lectura de Marx. También conoció a Max Jacob, con quien aprendió la técnica del grabado.

Sin lugar a dudas la retrospectiva de Giorgio de Chirico y el conocimiento de las obras de Magritte serán los elementos fundamentales que llevarán a Berni a ingresar al surrealismo.

Para Berni el surrealismo “es una visión nueva del arte y del mundo, la corriente que representa a toda una juventud, su estado de ánimo, su situación interna, después de terminada la Primera Guerra Mundial. Era un movimiento dinámico y realmente representativo”.

Berni ayudó a Aragón en su lucha antiimperialista, en un Pais donde abundaban los chinos, africanos, vietnamitas, Berni ayudó a distribuir un periódico para las minorías asiáticas y colaboró con ilustraciones para otros diarios y revistas.

Estudió las obras surrealistas, leyó a los poetas y escritores de este movimiento y también a Freud.

En 1930 conoció al ensayista y poeta francés Tristán Tzara.

Berni iniciará su pintura surrealista, pero no pertenecerá, ni al automatismo de Miró, ni al onirismo de Dalí. En realidad tomó la pintura de De Chirico y le dio un contenido propio. “La Torre Eiffel en la Pampa“, de 1930 es un ejemplo de ello. Nunca se supo si esta obra la realizó en Rosario o en París.

Por entonces, después del golpe de Estado de 1930, ya casado y con una hija decidió volver a la Argentina.

Al regresar, vivió por unos meses en una chacra de la provincia de Santa Fe, para luego instalarse en Rosario y trabajar como empleado municipal.

Tomó parte activa de la vida cultural de la ciudad, organizó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos y se adhirió por un tiempo al partido comunista.

En 1932, en Amigos del Arte expuso sus obras surrealistas de París, y algunos óleos como “Toledo o el religioso“. Esa muestra fue la primera exposición de ese movimiento en América Latina y también la primera en exponer collage. Se tituló Primera exposición de Arte de Vanguardia. El público no estaba acostumbrado y la muestra resultó difícil. La crítica en pleno la rechazó.

Tanto Europa como América, por entonces sufrían la crisis de 1929 en Estados Unidos y Argentina con la revolución del 30 había comenzado la llamada “década infame”.

Rosario es un lugar especialísimo en esos años. Ahí se asentó la mafia, la de Chicho Grande y la de Chicho Chico, y la prostitución que tuvo su imperio en el barrio de Pichincha. En 1932 Berni se internó en ese universo para colaborar como fotógrafo en una nota periodística encargada aRodolfo Puiggrós, futuro dirigente comunista. Era una zona de garitos y varités, que desaparecieron en 1937.

Y fuera de esta miseria humana que observó Berni estaba la otra, la del hombre que vivía en las zonas rurales entre los chacareros. Este mundo era totalmente distinto al de París de los años 20 y de los artistas surrealista.

No pudo dejar de sentir una gran conmoción interior. De alguna manera dejó en parte el surrealismo ya que sufría la desazón, la desesperanza de la gente. Decidió asumir un compromiso con su país.

“El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos y en ese momento (década del 30) la dictadura, la desocupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares crean una tremenda realidad que rompían los ojos”, diría en 1976. Así comenzó la etapa del “realismo social”.

Berni era un hombre con gran sentido del humor y sentía una gran necesidad del mundo de los justos. Luchó por ello siempre, pero lo hizo con gran ternura y con un trasfondo casi épico. Se identificó y se integró a ese mundo del que nunca se desligó.

De París trajo una gran carga política, influida sin duda por su intensa vinculación con los artistas surrealistas. Ese mundo de decadencia pintado casi de fantasía ahora le era real, lo tenía ahí en su pueblo, en su país. Bretón decía “lo imaginario es lo que tiende a convertirse en real”. Y Berni lo tenía ahí en los hechos cotidianos.

En 1934 Berni comenzó a mostrar la problemática social de la década del 30 con sus obras “Desocupados” y “Manifestación“.

No sólo la Argentina está en crisis. La desocupación, la pobreza, el comienzo del nazismo y fascismo, la Guerra Civil Española, espantan a Berni.

El retrato es una de las formas más importantes del realismo humanista, en Berni predomina el retrato humano, tanto en la década de 1930 como en la de 1940.

Figura” fue primer premio del XXX Salón Nacional (Buenos Aires, 1940) y “Lily“, el Gran Premio Adquisición XXXIII Salón Nacional (Buenos Aires, 1943). Esto significó obtener el máximo galardón de entonces.

También pintó “La mujer del sweater rojo” en 1935, “La muchacha del libro” de 1936, “Nancy” 1941, “La chica del balón” de 1934, “La niña de la guitarra” de 1938 y “Figura de chico” de 1941. Además hizo autorretratos, uno en 1934, otro en 1938 y el último en 1945. En “Paula y Lily” de1941, pinta a su esposa de entonces y a su hija. Hacia fines de la década del 50 realiza algunos retratos que tienen como modelo a la poetisa tucumana Ariadna Chaves, una de sus musas argentinas.

En “Retrato” de 1946 muestra dos chicos de clase media acomodada, antítesis de sus personajes posteriores, Juanito y Ramona.

En 1937 presentó “Club Atlético Nueva Chicago” y en 1954 “Team de fútbol o Campeones de barrio“.

Respecto al tango, pintará “Orquesta típica” en 1939, para recrearla en 1974 y 1975.

Otros aspectos tienen que ver con la vida cotidiana, como por ejemplo en “Primeros pasos” de 1936.

Berni inicia sus representaciones en Argentina de lo que será típico de la década de 1950: “La siesta” y “La fogata de San Juan“.

Berni, en la década del 30 tuvo su experiencia muralista al intervenir en la construcción de “Ejercicio Plástico“. Ya él había fundado el grupo “Nuevo Realismo”.

Entre diciembre de 1941 y mayo de 1942 recorrió Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia con la idea de realizar estudios precolombinos por pedido de la Comisión Nacional de Cultura. Su obra “Mercado indígena” de 1942, la basó en fotos que tomó durante este viaje.

Berni también manifestó su dasagrado por la situación de 1945. Con un grupo de artistas decidió exponer sus pinturas en el subsuelo del edificio de la Sociedad Rural, en Florida al 400. En el catálogo explicaban que las obras estaban destinadas al XXXV Salón Nacional pero que había decidido hacer una muestra al margen del Salón en adhesión a los anhelos democráticos del los intelectuales del país.

Berni mientras tanto pintará “Masacre” (1948) y “El obrero muerto” (1949). En 1951 hizo otra “Manifestación“: mujeres y niños llevan un lienzo blanco en el que está dibujada la paloma de la paz, con un ramo de olivo en el pico. Ese año es el del primer ensayo de la bomba de hidrógeno, por parte de Estados Unidos, en el Pacífico. Todo esto influye en el ánimo de Berni. Por otra parte todavía estaban en él los ecos de la 2º Guerra Mundial.

Durante 1951, 1952 y 1953 Berni se fue a Santiago del Estero donde realizó la serie “Motivos santiagueños“. Santiago del Estero sufrió la tala indiscriminada de sus bosques. Ya por 1942, 20 firmas obrajeras eran dueñas de 1.500.000 ha. Pero la situación venía desde muchos años atrás, ya que la madera como la del Chaco sirvió para los durmientes de las vías del ferrocarril y como combustible vegetal, también para los ferrocarriles. La depredación ecológica existió, pero también, la social. Los beneficios obtenidos por los empresarios no volvieron a los trabajadores. La tierra, poco a poco se agotó y también el hombre.

Esta realidad la palpó Berni y, como lo hizo siempre, la expresó a través de su pintura. Así aparecerán “Los hacheros” (1953), “La marcha de los cosecheros“, “La comida“, “Escuelita rural” (1956); “Migración“, “Salida de la escuela“, “El mendigo“, “Hombre junto a un matrero” y “El almuerzo“.

En el período 1955-1956, hará la serie “Chaco“. Estas pinturas las expondrá en París, Berlín, Varsovia y Bucarest. Aragón inclusive lo presentó en Moscú en la Galería Creuze, en 1955. También realizó multiples exposiciones en el país, tanto individuales como colectivas. Expuso con otros grandes pintores contemporaneos a este periódo, Pedroni, Santieri, Giovanni Bressanini, Mónaco, Luis Videla, Cerrito, Borgarello, Robirosa, Alonso etc.

Por entonces Berni pintó algunos paisajes del suburbano: “Villa Piolín“, “La casa del sastre” (1957); “La iglesia“, “El tanque blanco“, “La calle“, “La res” “Carnicería” (1958), “La luna y su eco” (1960) y “Mañana helada en el páramo desierto“. También de esa época son “Negro y blanco” (1958); “Utensilios de cocina sobre un muro celeste” (1958) y “El caballito” (1956).

Mientras el mundo sufría la guerra de Corea en 1953, la invasión a Hungría por parte de la Unión Soviética en 1954 y en Argentina caía Perón, el mundo interior de Berni se componía de nuevas imágenes. A su vuelta de Santiago del Estero comenzó a hurgar hasta que en 1958 surgió claramente su nuevo personaje, Juanito Laguna, y poco tiempo después aparecerá también, Ramona Montiel. La historia de estos dos seres lo envolverán por tiempo y con ellos trascenderá mucho más. Tanto los “Juanitos” como las “Ramonas” se cotizaron en el mercado exterior a precios incalculables.

Desde su cargo como Director de Relaciones Culturales de la Cancillería (1960) durante el gobierno de Arturo Frondizi, el crítico y amigo Rafael Squirru envió los grabados del artista a la Bienal de Venecia, donde recibieron el Primer Premio. Al ser nombrado Squirru Director de Cultura de la Organización de Estados Americanos en 1963, promovió nuevamente la obra de Berni organizando exposiciones importantes como la de 1966 en el New Jersey State Museum de Trenton.

En 1965 hace su muestra en el Instituto Di Tella, La voracidad o la pesadilla de Ramona4

En 1976 Berni se va a Nueva York. Allí pintó, hizo grabados, collage, y presentó en la Galería Bonino una muestra titulada “La magia de la vida cotidiana“. Durante su estadía en esa ciudad hizo 58 obras que quedaron en la Galería para una muestra en Texas que nunca se realizó. En1982, después de su muerte, llegaron a Buenos Aires.

En esa época también pintó tres óleos referidos a Juanito y a Ramona, “Juanito en la calle“, “Juanito Laguna going to the factory“, “El sueño de Ramona“.

Preocupado por el mundo que lo rodeaba, en Nueva York quiso conocer a su gente, saber de sus costumbres, de sus posibles necesidades. Así fue como salió a la calle, observó y pintó. Entonces conoció una sociedad opulenta, consumista, donde la publicidad es la mejor vendedora, donde él siente que hay riqueza material y pobreza espiritual, muy distante de la de Juanito, o de la de Santiago del Estero. Entonces decidió hacer un arte social con ironía.

De esta época es “Aeropuerto“, “Los hippies“, “Calles de Nueva York“, “Almuerzo“, “Chelsea Hotel” y “Promesa de castidad“.

En el año 1981 se inauguró “La casa de Antonio Berni”. Una Galería de Arte y Casa de Subastas de más de 400 metros cuadrados, ubicada en la calle Cangallo 332 (zona inusual para el arte, por ser un lugar rodeado de bancos, financieras, bolsa de comercio, bolsa de cereales, etc.) Su director fue Humberto Golluscio, amigo personal de Antonio Berni. Fue la sala de arte más importante del momento, en la cual se realizó una muestra individual de los murales del Gran Maestro.

Berni ofició de anfitrión para que en la sala se realizaran muestras de artistas jóvenes. También se le rindió un gran homenaje a Florencio Molina Campos, y fue el mismo Antonio Berni el encargado de presentar la muestra. La misma contaba con 115 obras cedidas por el museo “Florencio Molina Campos” de Moreno, gracias a su directora, María Elvira Ponce Aguirre de Molina Campos. En “La casa de Antonio Berni” se llevaron a cabo muchas subastas con gran éxito, siendo la subasta benéfica para la Fundación Favaloro, la que contó con mayor cantidad de público, y un éxito inusitado para la época.

Entre abril y mayo de 1981 Berni tocó el tema del Apocalipsis al exhibir los murales realizados para la capilla del Instituto de San Luis Gonzaga en General Las Heras.

También ese año da testimonio del gran tema de su vida: “el destino del hombre”. “Cristo en el garage” es un hombre común, que ocupa el centro del espacio. En el techo hay una claraboya por donde se ve el cielo, a la derecha una ventana abierta permite ver el paisaje de las fábricas y al otro lado se observa la motocicleta. Berni posiblemente quiso aludir a las torturas y las matanzas del mundo.

Por otra parte, en 1981, año de su muerte, Berni pintó una mujer desnuda en la arena, contemplando el cielo de una noche de luna. Es la mujer y la naturaleza, tal cual los creó Dios. Solo que un avión, objeto del hombre, pasa por el lugar para invadir el momento de paz y de armonía.

Estos fueron sus últimos óleos, ya que el 13 de octubre de 1981 Antonio Berni dejaba este mundo.

Unos días antes de su muerte, Berni en una entrevista decía: “El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura, es una forma de amor, de transmitir los años en arte.”

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